Pablo Barrios, el joven que apareció muerto en la Costanera de Quilmes

Dejó un texto de despedida en su departamento. La hipótesis del suicidio empezó a desvanecerse al comprobarse que el cuerpo estaba atado, tenía golpes y había sido movido

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Pablo Barrios, un joven de 27 años con una vida típica de clase media, trabajaba, salía con amigos y vivía en un departamento con su amigo de toda la vida. Sin embargo, su entorno no sospechaba que estuviera en peligro ni que tuviera planes de suicidarse. La confusión y el dolor de su familia aumentan en medio de una causa con muchos vacíos y una búsqueda de justicia con fundamentos sólidos, ya que aún no comprenden lo sucedido.

La policía de la DDI de Quilmes informó a la familia que Pablo se había suicidado, basándose en una carta donde expresaba que la vida no tenía sentido. Sin embargo, la expareja de Pablo, Ana Paladea, tuvo dudas desde el principio. Solicitó el informe de autopsia y descubrió que Pablo había muerto por asfixia mecánica, tenía golpes en la cabeza y otras partes del cuerpo, estaba atado de manos y su cuerpo había estado 72 horas en otro lugar antes de aparecer en el río. Estas evidencias ponían en duda la hipótesis del suicidio.

El 11 de abril de 2023, Pablo salió de su departamento en Claypole y tomó tres colectivos hasta llegar a la ribera de Quilmes. Las cámaras de seguridad lo captaron por última vez cerca del Club Pejerrey, caminando hacia la playa. Su cuerpo apareció flotando en la Costanera el sábado siguiente.

En la carta encontrada en su departamento, Pablo se despedía de su amigo, dejándole instrucciones para manejar sus asuntos financieros. Ana reconoció la letra de Pablo, pero la autopsia reveló indicios de violencia que contradecían la hipótesis del suicidio. Ana percibió dudas en los policías que investigaban el caso, ya que preguntaron si Pablo sabía hacer nudos y mencionaron los golpes en su cuerpo y que estaba atado.

La causa, a cargo de la fiscal Karina Gallo de la UFI N°2 de Quilmes, no ha avanzado significativamente. No hay detenidos ni se ha identificado un móvil claro. Ana ha realizado marchas y reclamos, pero siente que no se le da la importancia debida al caso por ser la ex pareja de Pablo.

La investigación carece de acciones cruciales, como indagar más sobre dos sospechosos filmados con un carrito transportando un bulto cerca del lugar donde apareció el cuerpo. Los allanamientos a estos individuos no arrojaron pruebas relevantes. Ana insiste en que falta realizar la pericia genética del rastro encontrado bajo las uñas de Pablo y compararlo con el ADN de los sospechosos. También menciona que algunas cámaras que podrían haber proporcionado pistas fueron borradas, aparentemente por la Comisaría 1era de Quilmes, alegando que los archivos eran demasiado pesados.

Ana sospecha que podría haber un encubrimiento, pero no tiene pruebas concretas. La falta de análisis de las comunicaciones telefónicas y correos electrónicos de Pablo es otro punto débil en la investigación. Aunque todas las llamadas se hicieron por WhatsApp, no se solicitó acceder a esas comunicaciones ni a su cuenta de Gmail, que contenía información crucial.

La familia de Pablo sigue sin respuestas ni paz. Ana describe a Pablo como una persona tranquila, que trabajaba, jugaba al fútbol con sus amigos y participaba en actividades de scout. No entienden qué pudo haber llevado a su muerte, y la falta de avances en la investigación solo incrementa su sufrimiento.

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