La CGT se encuentra en una etapa de "recesión" política y de espera a que cambie el humor social para activar medidas contra el gobierno de Javier Milei, con el que mantiene un diálogo activo y negociaciones por la agenda de desregulaciones del modelo libertario.
Los jefes sindicales, con Héctor Daer y Carlos Acuña a la cabeza de la "mesa chica", apuestan a la vez a explorar nuevos canales de comunicación y a renovar su imagen para ampliar su llegada a distintos sectores de la sociedad.
"Milei ganó la batalla cultural y demostró que no hace falta nada para eso, ni siquiera los carpetazos a la vieja usanza", admitió ante la Agencia Noticias Argentinas una fuente sindical
que reconoce el estado de "extravío" que reina entre los dirigentes de Azopardo.
A esa incertidumbre se suma la feroz interna con el sector combativo que encabeza Pablo Moyano, quien renunció a la central a fines del año pasado disconforme con el rechazo de los "Gordos" a un nuevo plan de lucha.
Hugo y Pablo Moyano, enfrentados.
FOTO: ARCHIVO/DAMIAN DOPACIO/NA.
El sector mayoritario de la CGT prioriza la negociación con la Casa Rosada para ejercer una suerte de "control de daños" del modelo económico de Milei.
Uno de los puntos que más preocupa a los gremios es la desregulación de las obras sociales, que establece que los afiliados pueden prescindir de la triangulación sindical para que sus aportes pasen a hacerse directamente en una prepaga.
"Hay que ver cómo pega eso en la línea de flotación", advirtió ante la Agencia Noticias Argentinas un vocero sindical que admite, además, que los jefes gremiales comparten sobre este punto un estado de "resignación".
El portazo de Pablo Moyano al triunvirato cegetista y la posterior llegada de Hugo Moyano, que designó en la silla vacante de la conducción a un delegado suyo como Octavio Arguello, ratificó el perfil negociador de la central con la gestión libertaria.