“Les va a resultar imposible convertirnos en una colonia. Porque por acá pasó Perón”. En la Quinta de San Vicente, cerca de la tumba donde descansan los restos del viejo líder y rodeado de liturgia justicialista, Axel Kicillof dio el lunes pasado el discurso más peronista de su carrera política, lleno de referencias a la doctrina social del General y al legado de Eva Perón, para contraponerla al “experimento anarcocapitalista” del gobierno de Javier Milei.
Frente a casi todas las tribus del peronismo bonaerense y rodeado de algunos de sus aliados del interior del país, el bonaerense se postuló como principal referente de la oposición al gobierno libertario. Y lo hizo mostrando una nueva piel: el Kicillof 100% peronista y federal, dos elementos que hasta el momento no habían tenido tanto peso específico en su identidad y que ahora empiezan a ser centrales.
Volver a Perón
Con referencias al Pacto Social del Perón del 73 y al discurso de Eva en el Día del Trabajador de 1950, Kicillof insistió en su mensaje del lunes con la idea de que la oposición a Milei tiene que ser con la doctrina del peronista en la mano. “Es hora de los nacionalistas, no de los vendepatria”, gritó en uno de los momentos más calientes de su discurso. Abajo, la militancia entonaba el clásico cantito “Patria sí, colonia no”. En las primeras filas aplaudían intendentes del conurbano, La Cámpora y la CGT en pleno.
“Pudimos dar una imagen nítida de peronismo explícito y bien federal”, se felicitan por estas horas en los despachos de la gobernación, en La Plata. “Cuando sos oposición, recuperar y volver al peronismo siempre hace bien. Reafirmamos y refundamos nuestras posiciones, en contraposición a una fuerza que tiene nombre nuevo pero ideas viejas”.
La imagen del dirigente peronista y federal -elementos ausentes en sus primeros años de su vida como dirigente universitario y que después tuvieron un peso relativo en su etapa de heredero de Cristina Fernández de Kirchner- le permite a Kicillof en este tiempo no solo traspasar los límites de la provincia de Buenos Aires, sino también algo mucho más importante: romper el corset del kirchnerismo, una operación indispensable para emprender la carrera hacia 2027.
Axel Kicillof justicialista
Cerca del gobernador relativizan la idea de que el peronismo como eje central del discurso político de Kicillof sea algo novedoso. “Quizás ahora se vea más porque se contrapone con los postulados con los que se está moviendo el gobierno nacional, un experimento anarcocapitalista con ideas vetustas pero ahora transmitido por Tik Tok. Frente a eso, construimos un marco de contraposición”, explican. “Es volver a las fuentes”, resume uno de los hombres que forma parte de la mesa chica política del mandatario.
Las presencias del gobernador riojano Ricardo Quintela y la senadora y exgobernadora catamarqueña Lucía Corpacci le permitieron a Kicillof mostrar parte del esquema de apoyos que viene cosechando en su agenda con las provincias, un terreno árido donde cada uno parece estar mirando sus propios intereses frente a una elección legislativa que está a la vuelta de la esquina.
Pero, sobre todo, le permitieron al bonaerense enviar un mensaje sobre el futuro del Partido Justicialista (PJ). Corpacci es, junto a Kicillof, una de las cinco vicepresidentes del PJ, designadas para la conducción provisoria de la fuerza en marzo pasado, cuando se aceptó la licencia de Alberto Fernández. Se estima que para antes de fin de año, el cuerpo deberá resolver los tiempos para la elección de las nuevas autoridades.
PJ Nacional en la mira
Cerca del gobernador aseguran que no tiene por ahora la idea de competir por un cargo en la conducción partidaria, una instancia que en su carrera de instalación nacional parece un paso importante. Pero sí que se perfile como el vehículo de la oposición nacional a Milei. Kicillof repite a quien quiera escucharlo su idea de que la alternativa al liberartio es el peronismo y que el partido debería recuperar ese rol con nitidez, junto a la CGT.
Sobre el PJ bonaerense, el espacio que controla y quiere seguir presidiendo su enemigo íntimo Máximo Kirchner, en el kicillofismo hay una mirada de costado. “Lo único que le pedimos al PJ bonaerense es que sea oficialista”, chicanean en las huestes del gobernador. Como contó Letra P, en los últimos días un puñado de intendentes pidió que el diputado siga conduciendo al partido en la provincia.
Agenda federal
Con ese nuevo traje, Kicillof trabajará quirúrgicamente en su agenda federal, un terreno resbaladizo, donde el bonaerense intenta dejar en un segundo plano su ADN kirchnerista. En esa línea, busca afianzar puentes con gobernadores como Ignacio Torres y Maximiliano Pullaro. “Cada uno desde su lugar confronta con Milei y eso es un punto en común más allá de las diferencias”, explican en los equipos políticos del bonaerense.
Como adelantó Letra P, su próxima salida de la provincia será a La Rioja, para afianzar la alianza con Ricardo Quintela, uno de los peronistas más cercanos a Kicillof junto al pampeano Sergio Ziliotto.
Por ahora, confirman en La Plata, los tanteos para conseguir una foto conjunta con Martín Llaryora quedan archivados. Kicillof cree que el cordobés está mirando solamente cómo evoluciona la imagen de Milei en su provincia y que eso le impide posicionarse como opositor. “Hoy por hoy, una foto con Llaryora nos desperfila”, dicen cerca del gobernador. Lo cierto es que en la capital cordobesa tampoco se mostraban desvelados por una foto con Kicillof.