La reunión en Roma es el corolario de una lista de encuentros que, en medio de las internas del oficialismo y su enemistad con Javier Milei, la dirigente negacionista y reivindicadora de los genocidas presos mantuvo con dirigentes europeos, entre ellos el rey Felipe de España.
Desde la oficina de la vicepresidenta se ocuparon de hacer trascender los pormenores amables del encuentro, lo calificaron de “muy cálido” y destacaron que el tiempo que duró la charla fue inusual para el tipo de encuentros que concede el Papa.
No fue la primera vez que ambos se vieron. Jorge Bergoglio se había reunido con ella en Buenos Aires cuando él era cardenal primado y ella la abogada y organizadora de actividades para la liberación de los delincuentes condenados por delitos de lesa humanidad.
Durante un paneo de video hecho en la Biblioteca del Palacio Apostólico se vio la presencia de María Guadalupe Jones, secretaria privada de Villarruel, activa militante por la liberación de los genocidas e hija de Juan Carlos Jones Tamayo, exmiembro de inteligencia del Ejército y condenado a perpetua por crímenes contra la humanidad.
El Vaticano hizo trascender un video de casi dos minutos en el que se oye al pontífice saludar la llegada de Villarruel. Él le estrechó la mano, ella le dio un beso y le preguntó cómo estaba.
“Todavía vivo –respondió el Papa-. ¿Y usted sobrevive?” Ella respondió: "Sí, yo también. Me alegra tanto verlo parado y bien".
Luego, en sus redes sociales la titular del Senado escribió “¡Gracias Santo Padre por sus palabras, consejos y por tener siempre presente a nuestra amada Argentina!"
El Papa se expresó agradecido con la visita, que finalizó con el ya clásico intercambio de regalos. La vicepresidenta le llevó una estatua de un caballo y Francisco le entregó un Rosario bendecido junto con una serie de libros.
También estuvieron durante esa reunión la directora de ceremonial del Senado, María Laura Arnejo, y el embajador argentino ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino.