Julio Cordero, quien anteriormente trabajó como abogado laboralista del Grupo Techint durante casi una década, ganó la confianza de Paolo Rocca por su intervención en un conflicto con Hugo Moyano en abril de 2014. Ahora, asumiendo como secretario de Trabajo en el gobierno de Javier Milei, se enfrenta al desafío de desactivar la huelga convocada por la CGT para el 9 de mayo.
Cordero es un interlocutor conocido para los sindicalistas, muchos de los cuales tienen relaciones cercanas con él, casi rozando la amistad. Estas relaciones se forjaron durante años en reuniones entre gremialistas y empresarios en Suiza, donde se promueve el diálogo tripartito con el Estado como mediador, un enfoque que contrasta con las ideas libertarias.
Sin embargo, su enfoque dialoguista y su respeto por las leyes laborales han generado controversia en su nuevo rol gubernamental. A su llegada, tuvo desacuerdos con el ministro de Economía, Luis Caputo, sobre el tope salarial en las paritarias, lo que refleja la tensión entre su postura y el plan antiinflacionario del gobierno.
Aunque algunos gremialistas ven a Cordero con escepticismo, su experiencia y conocimiento detallado de la legislación laboral lo respaldan en su rol. Sin embargo, su llegada tarde a reuniones y la falta de apoyo de ciertos sectores del gobierno plantean interrogantes sobre su futuro en el cargo.
Mientras tanto, el gobierno de Milei enfrenta desafíos económicos y políticos, incluida una alta inflación y una caída en el poder adquisitivo. Esto ha llevado a una disminución en las ventas minoristas y un aumento en los despidos en sectores como la construcción y la administración pública.
Además, el gobierno está explorando medidas económicas que van en contra de las ideas libertarias, como la reinstauración del impuesto a las ganancias. Esta contradicción refleja la presión política y económica que enfrenta el gobierno de Milei en un intento por estabilizar la situación.
Mientras tanto, la CGT ha convocado a un paro general para el 9 de mayo, lo que refleja la creciente tensión entre el gobierno y los sindicatos. A pesar de esto, se han intensificado los diálogos entre los funcionarios del gobierno y los líderes sindicales en un intento por encontrar soluciones a los conflictos laborales en curso.