En medio de numerosos indicadores negativos sobre producción y ventas, noticias de suspensiones y despidos en las industrias, y la tensión política por la gravedad de la recesión, comienzan a surgir tímidamente algunos datos que sugieren que la caída de la actividad económica podría haber tocado fondo y empezado a revertirse.
Se trata de "mini brotes verdes" que aún no permiten hablar de una recuperación sólida, y mucho menos de un crecimiento en forma de "V". Sin embargo, hay datos que han cambiado de signo.
Por ejemplo, la encuesta mensual de la CAME sobre ventas minoristas mostró, por primera vez desde el cambio de gobierno, una variación positiva en términos intermensuales, aunque las caídas interanuales siguen siendo significativas. En abril, las ventas crecieron un 1,6% respecto de marzo, con una mejora del 2,7% en alimentos y bebidas. También se observaron leves recuperaciones en las categorías textil, ferretería y materiales eléctricos, y calzado y marroquinería.
El índice Construya, que mide la evolución de los volúmenes vendidos de materiales de construcción al sector privado, mostró una mejora del 6,4% en abril respecto del mes anterior. En la venta de autos 0 km, Acara reportó un aumento intermensual del 26,7% en abril comparado con marzo. La venta de autos usados también subió un 5% tras tres meses de caídas.
En cuanto a la producción, sectores clave como la energía, agricultura y minería están mostrando niveles de crecimiento relativamente altos en comparación con el año pasado. El sector alimentario también registró un crecimiento del 0,9% en el índice de producción de Ferreres y Asociados, lo que lo convierte en una excepción en un contexto de caídas generalizadas. Otros informes, como el de la fundación FIEL, mostraron una leve suba intermensual del 1,4% en marzo respecto de febrero.
Los indicadores adelantados también señalan un posible punto de inflexión. El índice Líder de la Universidad Di Tella, que sintetiza 10 indicadores de actividad, registró un crecimiento en marzo tras seis meses de caída. Entre los componentes del índice se incluyen el Merval, el agregado monetario M1, la exportación de soja, la venta de autos, la recaudación del IVA, el despacho de cemento, la producción de minerales y siderúrgica, y el índice de confianza del consumidor.
Perspectivas sobre la economía
Aunque estos indicios no son suficientes para sacar conclusiones definitivas sobre el futuro de la economía, alimentan el debate sobre el estado de ánimo de la población. Hay quienes ven el "vaso medio lleno" y creen que ya ha comenzado la recuperación, mientras otros piensan que lo peor aún no ha pasado y que la recesión y la pérdida de empleo podrían profundizarse.
Entre los optimistas se encuentran empresarios y economistas que destacan la desaceleración de la inflación, la recuperación del equilibrio fiscal y el ordenamiento de la macroeconomía. Antonio Aracre, ex CEO de Syngenta y ex asesor presidencial, causó revuelo al afirmar que hay signos de recuperación, argumentando que la caída de ventas al inicio del año se debió a un alto nivel de stocks acumulados por la política de importaciones subsidiadas.
Aracre también señaló que la política monetaria del Banco Central, con una drástica reducción de tasas de interés, impulsará el crédito privado, lo que tendrá un efecto multiplicador en la economía. Otros economistas, como Miguel Ángel Broda, opinan que abril y mayo podrían haber marcado el fin de la caída económica, destacando que la masa salarial ya no está cayendo gracias a la desinflación.
En cuanto al consumo, se espera un empuje al alza debido a la recuperación del poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones, respaldada por la nueva fórmula de ajuste y la desaceleración inflacionaria. Los ingresos por IVA, que aunque siguen cayendo en términos interanuales, aumentaron un 8,3% en abril respecto de marzo.
Condiciones para el crecimiento
¿Ya pasó lo peor o falta más? El FMI cree que en el segundo semestre se empezará a registrar un crecimiento del PIB, destacando los buenos resultados de la política económica actual. Sin embargo, a nivel doméstico, persisten dudas sobre las condiciones necesarias para una recuperación sostenida, como la estabilidad macroeconómica y un buen ingreso de divisas.
Economistas como Gustavo Reyes de la Fundación Mediterránea señalan que aunque la actividad tocó fondo entre marzo y abril, la consolidación del crecimiento depende de reformas estructurales y la eliminación de regulaciones cambiarias. La eliminación sostenible del déficit fiscal y un nuevo régimen cambiario son considerados esenciales para un crecimiento a mediano plazo.
El sector agropecuario, clave para liderar la recuperación, enfrenta desafíos debido al atraso cambiario. A pesar del "trimestre dorado" para las exportaciones agrícolas, el movimiento es más lento de lo esperado, con productores vendiendo sus stocks de forma cautelosa. El economista Broda advierte que se necesita un tipo de cambio más alto para recuperar la competitividad y reclama un rápido desarme del cepo cambiario.
Aunque el gobierno mantiene el cepo para sostener la estabilidad cambiaria y las bajas tasas de interés, la recuperación de salarios y jubilaciones en un contexto de inflación en descenso podría generar una percepción de que lo peor de la crisis ha quedado atrás.