La entrada en vigor de una ola de aumentos en los servicios hoy profundiza la crisis de ingresos y obliga a millones de hogares a ajustar drásticamente su presupuesto para hacer frente a las nuevas tarifas. Estos incrementos afectan las facturas de gas, agua, luz, transporte, comunicaciones, combustibles, prepagas, colegios, y resultan excesivos para el nivel de ingresos de los sectores medios y populares. Hoy mismo comienzan a regir nuevas actualizaciones en las tarifas de gas, agua y luz, además de un nuevo valor del transporte público para los usuarios del AMBA que no hayan registrado la SUBE. El reciente aumento en el precio de los combustibles también impacta en toda la cadena económica.
Esta apuesta del gobierno por desregular los precios de la economía aplicando mecánicamente recetas del libre mercado promete más angustia para trabajadores formales, informales, jubilados y monotributistas. Al mismo tiempo, aumenta la incertidumbre en las pequeñas y medianas empresas debido al incremento de los costos y la caída de las ventas en el mercado interno.
El gas, un golpe duro para el bolsillo
Uno de los mayores impactos se observa en las nuevas tarifas de gas. Aunque aún falta definir el nuevo costo de distribución y transporte, se estima que los precios de las boletas podrían triplicarse según el nivel de consumo e ingresos de cada hogar. Por ejemplo, una familia que actualmente paga 3000 pesos mensuales podría pasar a pagar 9300 pesos, es decir, un aumento del 210%.
La lógica detrás de la autorización de estos aumentos refleja el enfoque fiscalista del gobierno, que plantea que el Estado no debe intervenir en la economía y debe buscar el superávit fiscal reduciendo sus gastos.
El agua, otro golpe fuerte
Las facturas de agua también experimentarán aumentos significativos si se aprueba el aumento del 209% solicitado por Aysa en la reciente audiencia pública. Esto significaría que un usuario residencial en la zona alta de la Ciudad de Buenos Aires podría ver cómo su factura mensual aumenta de 9.962 a 30.784 pesos.
En cuanto a la electricidad, las tarifas de abril recibirán el impacto de una nueva fórmula de indexación mensual que combina las variaciones en la inflación minorista, mayorista y en el índice de salarios.
Este conjunto de aumentos tiene un impacto devastador en el mercado interno, comprimiendo el ingreso disponible de la población para consumir y afectando las ventas de las empresas que producen para ese mercado. Además, aumenta los costos de los comercios y las industrias en un momento de bajo consumo, lo que agrava el efecto recesivo.
La quita de subsidios y los aumentos de tarifas representan una forma indirecta de afectar los ingresos de la población. Esta situación genera sacrificios y austeridad injustificables si no se considera el afán por aumentar las ganancias de una minoría con un poder económico incalculable.